DESMONTANDO MITOS (II)
“Los grupos de apartamentos turísticos gestionados con unidad de explotación han aumentado la calidad del alojamiento y del entorno”
“la unidad de explotación genera puestos de trabajo y mejora el entorno de la urbanización”
El sector turístico menorquín se enfrenta a uno de los retos de mayor calado de las últimas décadas: superar la caída de la demanda producida por el covid_19 y mantener la competitividad.
Como bien dice la Fundación Impulsa, esa competitividad debe ser entendida como la capacidad de nuestro destino de producir, a través de sus empresas, bienes y servicios que satisfagan las exigencias del mercado nacional e internacional y, a la vez, mejorar la calidad de vida de los residentes del propio destino. En eso hemos trabajado, y en eso seguimos trabajando ahora mismo.
El turismo es un nicho de empleo fundamental para Menorca, un empleo que necesitamos proteger y mejorar. Uno de los desafíos es la marcada estacionalidad de la temporada turística, pero sabemos que mejorando y alargando la temporada, mejoramos la calidad del empleo. Tenemos que vencer la escasa demanda y la reducida oferta, uniendo en esta tarea compleja a todos los agentes turísticos, incluida la administración pública.
Menorca tiene su propia personalidad en cuanto a la oferta de alojamientos turísticos. De hecho, la figura del apartamento turístico es más menorquina que balear. Es otra tipología que tiene prohibido su crecimiento desde la aprobación del PTI en 2003, cuando se dibujó un plan de reconversión turística, el cual no ha sido una realidad por diversos factores. Por ello es el momento de volver a proponer un plan que nos lleve a una mejora social (creación de nuevos puestos de trabajo y de larga duración), sostenible (modernización de la planta de apartamentos), estableciendo en definitiva nuevas palancas, para ganar en competitividad.
Una característica que ha permanecido inmutable desde 1983 en la figura de los apartamentos turísticos es que se les exigía la unidad de explotación. Esto es, que el conjunto de apartamentos que forman un edificio (plurifamiliar) debe ser explotado por una misma persona jurídica, empresa o ente gestor. Hasta 1983 existían dos tipologías de apartamentos turísticos: los apartamentos y los bungalows. Más tarde las comunidades autónomas fueron regulando y desarrollando estas figuras, pero respetando un elemento común en cuanto a normativa: mantener la unidad de explotación de los apartamentos autorizados.
Los datos históricos nos dicen que todos aquellos apartamentos que han mantenido la unidad y la gestión empresarial, han subido de categoría. Lo mismo ha ocurrido con los hoteles, que con una unidad empresarial han sabido modernizarse y aumentar en calidad la gestión de los alojamientos y de la zona donde se ubican. Pero queda mucho camino que recorrer. Aún hay apartamentos que necesitan mantener/recuperar esa unidad empresarial y seguir modernizándose, reconvirtiendo el destino al aumentar la calidad con su gestión.
La unidad de explotación mantiene parámetros de calidad, que se traducen en:
- la necesidad de contar con una recepción en la que atender al cliente y ofrecerle todo tipo de información sobre los servicios, actividades y la isla en general. Ese trato directo convierte a las recepciones en referentes de atención y servicios a los clientes
- La obligación de contar con un seguro de responsabilidad civil completo que cubra cualquier circunstancia durante toda la estancia en el alojamiento.
- la unidad de explotación requiere contar con servicios generales de mantenimiento (zonas ajardinadas, elementos comunes como piscinas), con los que tener el establecimiento en las condiciones óptimas marcadas por su categoría.
- la comunicación obligatoria por parte del empresario en todo momento con los servicios públicos de seguridad ciudadana (Policía Nacional). Todos estos servicios suponen la creación de puestos de trabajo y la oferta de unos servicios de calidad a los usuarios de estos establecimientos. Supone en definitiva, creación de producto, de calidad, seguro y de confianza.
- Y la pandemia del covid-19 nos ha añadido la atención sanitaria , que es otro de los servicios que ofrece la explotación conjunta, que implica la puesta en marcha de nuevos protocolos de seguridad sanitaria y una comunicación con sistema de sanidad privado y público.
Ante todos estos antecedentes, parece evidente que perder la unidad de explotación, conllevaría la gestión directa y por lo tanto, estaríamos abocados a la pérdida de puestos de trabajo. No harían falta recepciones, ni puestos de información directa, ni servicio de mantenimiento de piscina o de servicios comunes. Imagínense un bloque de apartamentos, donde la gestión de algunos es turística, y en otros se destinan a vivienda habitual. En los sistemas donde la explotación es diversa, el mantenimiento, la convivencia y las necesidades de unos y otros usuarios de los apartamentos se aventura, cuando menos, compleja.
Una de las consecuencias de la ruptura de la unidad de explotación es la pérdida de la calidad de la zona, cuando lo que se pretende es precisamente todo lo contrario. Queremos un destino que ofrezca calidad y seguridad. En eso nos hemos empeñado desde el sector turístico desde hace muchos años. Y en esa línea pensamos que debe trabajar también la administración.
El fracaso es una gran oportunidad para empezar otra vez con más inteligencia” (Henry Ford)